Ruta Nocturna Segovia-Madrid *organizada por enbicipormadrid*

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PLANIFICANDO ASISTIR

Desde hace ya tiempo tenía ganas de apuntarme a una nocturna de montaña y Aalto de enbicipormadrid, no me lo podía haber puesto más fácil.

En realidad, hablar de Aalto, es hablar de un equipo que le acompaña en su aventura del conocido blog En Bici por Madrid, que ya es una referencia de actividades e iniciativas de la bici en Madrid y en algunos casos de España.

Durante la semana, con el curro a 100% en nuestro taller de bicis de 24 horas, y a pesar de ser agosto, dudaba si llegaría con fuerzas para participar en esta dura prueba. A priori hacer 100 kilómetros de Segovia a Madríd, por pistas forestales y trialeras que nunca había recorrido ni de día mucho menos de noche, parecía una osadía. Pero de osados está lleno el foro de enbicipormadrid y sólo basta ver los comentarios de su hilo de la convocatoria y más adelante, conocer a gente como Vïctor CC, Juan Carlos, Agustín y un sinfin de nombres que no llegaré a recordar ordenadamente en mi vida.

Así que me apunté el día antes (como muchos de los que participaron) y subí a banco de ajustes del taller, a la empolvada Azub Ibex (equivalente de la conocida Hardcore) con ruedas de 24» y le dí un lavado de cara completo. Desengrasado, ajuste fino de cambio y modificaciones de posición de asiento y manillar. Ir por trialeras ya es otra cosa diferente a la de su última salida, la Red MTB de Aranjuez 2012 de hace ya bastante meses.

VIAJE A SEGOVIA Y PREAMBULOS DEL RECORRIDO

Como no quería problemas del tipo: de las 36 bicis, que se baje la bici rara del tren, decidí ir a Segovia en tren anterior. Lo que implicaba salir dos horas antes, viajar sólo todo el trayecto y disfrutar de Segovia ciudad en soledad mientras esperaba al grupo completo. Así dispuesto, y así ocurrió.

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Sobre las 16 horas salí con la alforja sin hacer, y un bocata de jamón a medio comer, rogando para no perder el tren de las 16.16 hrs.

Sin problemas saqué el billete destino Segovia y nada más bajar al andén el tren ya estaba esperando a que subiéramos todos los pasajeros de la estación Chamartín.

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Durante el trayecto, ordenadamente recoloqué todos los implementos en las alforjas e hice un pequeña siesta hasta llegar al destino final: Segovia.

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Bajé hasta el acueducto buscando donde comprar algunas provisiones extras para la ruta, y transcurrieron las dos horas apaciblemente entre la curiosidad que despertaba la reclinada en los turistas y Segovianos que rondaban el monumento romano. Puntual, regresé a la estación con la idea de inmortalizar la salida en simultáneo de 33 ciclistas y sus respectivas bicis de un tren de cercanías.

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Asomaron caras alegres y entusiasmadas con el plan por delante, y ya delante de la estación nos agrupamos y contamos, para inmediatamente tomar algo en la cafetería delante de la estación y bajar al acueducto para hacer la foto de rigor.

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28 ciclistas que debían haber sido 34, ya que hasta otros seis perdieron el tren a Segovia avisando a Aalto de dicho desenlace. Una pena, que seguramente quedará olvidada en la próxima convocatoria. Realizada la foto, iniciamos camino, con el atardecer en la espalda y mirando de frente la montaña que nos separaba de Madrid.

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Animados y algo dudosos de en qué aventura nos habíamos apuntado, y preguntándonos si no iríamos muy justos de fuerzas, de luces y de comida.

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LA RUTA SEGOVIA MADRID

Una vez superado el carril bici que sale de Segovia en dirección sur, nos agrupamos en un descampado para repasar los primeros compases de la ruta, tomar algo para lo que se avecinaba y contarnos para no olvidar a nadie.

Salimos a la carretera sobre las 9.30, completamente despejada de coches y aquí ya aparecieron los primeros repechos. Lo que nos preparaba para las también primeras rampas de camino de tierra, que se nos hicieron más duras de lo previsto y que dejaron muy claro que aquí iba a sudar (y mucho) a pesar de los 8ºC señalados por nuestros teléfonos.

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Superado este tramo, la siguiente parada sería Fuenfría y su fuente, más abrevadero que dio para más de una broma entre el grupo, ya que fue aquí donde repostamos agua la mayoría, estando la fuente más arriba y sacándonos del error Aalto en lo que reagrupó a todo los participantes.

En este punto, algunos con las fuerzas tocadas por las primeras rampas, cada quién decide ir al ritmo que le pide el cuerpo y el grupo se disgrega bastante en minigrupos que volvemos a encontrarnos en el mirador de todo lo alto, que da paso a la extensa bajada que nos lleva hasta Cercedilla.

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A partir de este punto, desisto de la idea de narrar como fue cada tramo de la ruta. En parte porque a pesar de haber transcurrido menos de 24 horas, me resulta confuso y lejano explicarlo, porque cada nuevo tramo suponía un reto diferente y/o disfrute, algunas veces las dos cosas a la vez. Sin embargo, compartiré los que más recuerdo y que más se quedan en la memoría, por el mismo hecho de haberlo realizado en bici reclinada y la experiencia que implica hacer un recorrido con una bici completamente diferente. Sobre ello también volveremos más adelante.

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Justo después de la Fuenfría, un tramo con piedras grande y sueltas, se me hizo muy difícil y nada más llegar arriba con el grupo agrupado, donde la sensación térmica era bastante inferior por el viento, decidí emprender camino por delante. Aquí el contraste con el anterior tramo fue inmenso, con un trazado muy ancho, liso y completamente descendente hasta Cercedilla. Aquí nos reagrupamos un pequeño grupo, que hicimos una parada de casi 40 minutos esperando al grupo más grande.

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Evidentemente nos habíamos despistado esperando tanto, y después de varias llamadas a Aalto nos reagrupamos todos nuevamente. En este punto, 3 participantes subieron con sus bicis al bus con dirección a Villalba y creí entender que otros tres se quedaban en Cercedilla a dormir, ante el cansancio y alguna lesión por una caída durante la ruta. Espero que ya estén recuperados y sin desanimo para apuntarse a otra nocturna más adelante.

Aquí de nuevo confusión en los tramos, y mucha exigencia técnica en el trazado sobre una reclinada. A ratos muy divertido, una experiencia completamente nueva y entretenida, y a ratos bastante arriesgada y con sus pequeños incidentes: bancos de arena, brechas hondas en el camino, piedras en mitad del camino, hicieron que por momentos aminorará el ritmo hasta quedarme el último y encontrar al grupo reagrupado a la voz de “aquí está el reclinado”. Muchas gracias por estar pendiente en todo momento de nuestra inusual participación. He sacado mucho ánimo después de algún tramo durillo.

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Buen ritmo del grupo durante todo el trayecto, buen humor, alguna avería menor, repechos y bajadas se sucedían y algún tramos de carretera. Navacerrada que queda atrás, signos del camino de Santiago, conteos y reconteos, empezamos a pensar en los churros con chocolate, las fuerzas decaen en algunos participantes, pero todos continúan.

En Manzanares del Real, el grupo disminuye nuevamente, ya que 8 ciclistas, deciden desviarse hacia Soto del Real y buscar el carril bici que les llevará directamente a Madrid. Así se ahorrarían unos cuantos repechos (incluídas las temibles trialeras) y también un tiempo considerable para encontrarse con la almohada. La fuerzas van justas en este punto.

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Nos desviamos hacia Colmenar, mientras amanece, buscando pasar al lado de la Laguna de Santillana, lo hacemos y Víctor CC me recibe en la reagrupación con la frase: “ahora es donde para la reclinada el recorrido no es muy bueno” o algo parecido.

Y efectivamente acierta. Las trialeras y las reclinadas no son amigas de ninguna manera. Y si es de noche, mucho menos. En este punto, realmente duro, me lo tomo con calma y junto con otros dos compañeros que también bajan de sus bicis, arrastramos más porque “hay que hacerlo” que por queramos, nuestras bicis y nos reagrupamos para el tramo final: fuente de la Ermita a la salida de Colmenar y unos repechones que nos darán salida al carril bici de Colmenar más o menos a la altura de Tres Cantos.

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Aquí me dejo caer con la reclinada hasta encabezar el grupo y nos juntamos en el puente que enlaza con el anillo verde ciclista. Aquí nos hacemos la foto de final de trayecto, y damos pedales hacía el pueblo Fuencarral, dónde literalmente arrasamos con las porras y churros de una cafetería y tan a gusto recuperamos un poco fuerzas, las justas, para regresar a casa.

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Bajamos buscando Castellana, y a la altura de Chamartín, me despido del grupo, que hay que abrir el taller de bicis y currar un rato, sin muchos sobresaltos, mientras escribimos esta pequeña crónica de esta magnífica ruta nocturna Segovia-Madrid, de muy altos vuelos, muy bien planificada y con excelente compañía. Contad conmigo en la próxima que organicéis.

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¿Y LA RECLINADA, QUÉ TAL?

Después de seis años experimentando con todo tipo de reclinadas y triciclos tumbados, son pocas las experiencia que hemos recogido con la reclinada de montaña (Azub Ibex). Una ruta exigente técnicamente con Biker TB y los chicos de MTB Leganés y otra de larga distancia rumbo a Aranjuez.

Ya teníamos algunos comentarios apuntados sobre el desempeño de una bici reclinada de montaña, pero con esta salida, quedan muy claros y afianzados otros nuevos aspectos.

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Estos son más o menos:

  • Las reclinadas son divertidísimas en ciertos y específicos trazados de tierra. Terrenos ondulados, confiablemente firmes, hacen que el bajo punto de gravedad de la reclinada haga que el cuerpo “conduzca” la bicicleta. Es una sensación muy particular, y muy distinta de la conducción de la bici de montaña convencional.

  • El peso de una bici de montaña vertical, puede variarse, incluso aligerarse hasta el punto de saltar con ella. En una reclinada el peso siempre será constante. La gravedad es nuestra compañera en todo momento y esto no hay manera de cambiarlo. Somos un cuerpo acostado semi-horizontalmente sobre una bicicleta. Hay que desarrollar mucha técnica para que esto pase de ser una desventaja a una conducción fiable.

  • Trialeras y caminos con piedras, son el doble o el triple de complicados con una reclinada. En parte por el punto del peso anterior, y por la poca tracción que va ocurriendo sobre la rueda según aumentan los grados de inclinación. Una piedra grande con arena alrededor, es un obstáculo insalvable, aunque tengamos la fuerza de subirnos a ella y superarla.

  • Un aspecto muy positivo, y concluyente, es que la reclinada acabó la ruta propuesta. Tampoco supuso un retraso considerable al grupo. Creo que con más experiencia en la técnica de ir por tierra, en mejores condiciones de luz, y con algo más de fondo una bici reclinada puede perfectamente ser parte de un grupo MTB de condiciones similares, sin que suponga ni retraso, ni cuidados especiales para el reclinado. Es una buena noticia para lo que quieren compartir en su grupo de siempre y se ven obligados por motivos de salud a hacerse con una reclinada como alternativa de ocio.

ÚLTIMOS COMENTARIOS

No quiero cerrar esta entrada, sin dejar de agradecer a cada uno de los compañeros de ruta, su apoyo y el estar pendiente de mi y la bici en todo momento. Espero veros pronto en alguna nueva ruta.

También agradecer a Aalto y a la gente de enbicipormadrid por propuestas como estas. Muy profesional y ameno todo.

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Como recomendaciones y epílogo, recordar que una barrita extra en la mochila nunca sobra, fruta y agua también son muy buenos aliados en estas rutas. Tenedlo muy presente cuando os apuntéis a estos eventos. A veces subestimamos que podamos necesitar de algo, por ahorrar en peso. Pero no es así.

También el apartado de luces, en rutas como éstas se hace muy evidente. No nos vale con una luz disuasoria, e incluso un frontal para la cabeza, que fue el que llevé para la ruta, no es suficiente. Una buena luz de leds, con un buen túnel de luz es imprescindible.

Desde aquí, os dejo un abrazo a todos.

A seguir!

Carlos.

Más fotos aquí.