Cinco (5) Razones para NO comprar una reclinada *absolutas y sin remedio*

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¿Cansado de escuchar las razones de los evangelizadores de las bicicletas reclinadas?
Has llegado al lugar correcto. Tome asiento y túmbese un rato.

Seguramente hay razones para NO HACERSE con una bicicleta reclinada. Y aquí las dejamos, absolutas y sin remedio como dice el titular de esta entrada.

* Razón nº1 para NO comprar una reclinada:
Levantarte un domingo por la mañana, no importa si llueve, poner a punto tu bici vertical, calzarse 100 km de un tirón y al bajarte de la bici andando con ese estilo John Wayne, dolorido en la espalda, el cuello, los brazos, por separado o todo a la vez, que realmente te hace sentir como un ciclista del tour de Francia (realmente será así)… ese dolor que llena, no va a llegar nunca sobre una bici reclinada o triciclo tumbado. Por el contrario, parecerás una princesa disney recién bajada de un globo rosa. El momento perfecto para pedir un batido de chocolate con cereza, en vez de una barrita energética de sabor manzana des-edulcorada.

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* Razón nº2 para NO hacerse con una reclinada:
Adoras ese diseño impertérrito del cuadro de diamante. Di que si. La estética del cicloturista heróico inalterable con el paso de los años. Y más duró el periodo glacial, pero no te atraen esas curvas pervertidas de un cuadro recumbente de carbono, aluminio o acero. Si para ti no aplica aquel refrán, las reclinadas y sus variantes: no son para ti. Disminuya esta sensación 10 veces si hablamos de velomobiles. Abordada la conjetura, sólo basta con cerrar los ojos a esas suaves formas de los cruciformes de los trikes, o ese pedalier lujuriosamente puesto en la proa, algunas veces con platos enormes de 60 ó 70 dientes, u objetos fuera de este mundo de cromo-ly con triples suspensiones, adornados con asientos ergonómicos de carbono o fibra de vidrio. Vade retro, Charles Mouchet.

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* Razón nº3 para NO rodar sobre una reclinada:
Decía Robert Frost que «La felicidad compensa en altura lo que le falta en longitud». Si está usted de acuerdo con esta idea, no se haga nunca con una bici reclinada, ya que ésta aporta longitud. Mucha longitud. Si lo suyo es alegría en altura, subiendo un puerto por ejemplo, y a su lado va un inconsciente ciclista reclinado, con su sonrisa de reclinado, con su maillot de reclinado (con sus antinaturales bolsillos por delante), con su bici reclinada, dispuesto a meter mucha longitud en tiempo, calidad y relajación: huya rápidamente. Sin duda le dejará clavado, y podrá decirle adiós nueva y definitivamente cuando éste pase a su lado bajando el puerto a todo tren. Robert Frost que estás en los cielos castiga a este pecador.

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* Razón nº4 para NO sentarse en una reclinada:
¿Abierto a las nuevas amistades?, La pregunta transversal y repetitiva sobre «cómo mola tu bici», «¿y eso es cómodo?» que abre infinitos campos de conversación es ad»yacente» con una reclinada. Es esa animosidad que no despierta tu bici vertical, obligándote a entrenar el buen hábito de hablar bien en público y a tener más seguidores que George Harrison de Beatle o cuando se hizo monje Hare Krishna. En cambio los dicharacheros ciclistas reclinados dedicarán (si pueden) una charla entretenida sobre el universo de los trikes y bicis reclinadas. Escapa de la bici reclinada, si quieres permanecer solitario y misterioso. Advertimos: hasta ligar es más fácil sobre una reclinada… evita esta situación a toda costa, caso que hagas de Ulises. Nada de distracciones o Penélope te dará con el mazo.

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* Razón nº5 para NO disfrutar de una reclinada:
Un respeto reverencial por una idea de la infancia: «el haber aprendido (o no) a llevar una bici convencional». No, no, dios no, Nooooo!… si usted desea dejar intacto ese episodio, entonces la reclinada no es una opción. Al contrario, que el aficionado adicto en re-aprender algo nuevo, a llevar una bici, siendo ahora un adulto, sumergiéndose en un mar de emociones, que ahora pueden procesarse con madura alegría. Y qué decir del que nunca aprendió a llevar una bicicleta; sólo queda subirse a un triciclo reclinado y disfrutar de todo a la vez: hacer 100 km de una tirada, beberse un batido de chocolate con cereza, mientras charla con desconocidos que alaban un vertiginoso diseño y que podrás disfrutar hasta que tengas 100 años o más. ¿Divertido, no?

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Dicho lo dicho, espero que estas razones de peso, le hayan hecho desistir de comprar una reclinada, y si no fuese el caso, estará bien de todos modos el haber sucumbido a sus más bajos deseos y disfrutar un poco más de la vida.

Palabra de ciclista reclinado.

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Un apunte final:
Esta entrada, está inspirada en una declaración que leímos hace muchos años de una ciclista reclinada de USA (aquí: http://suewidemark.com/nobent.htm), cuyos párrafos siempre nos hacen sonreir. La primera idea fue hacer una traducción al español, pero fue fácil ampliar las razones y explayarse en los detalles. Espero que os guste y encontréis dónde están las similitudes con la nota original y las distancias en tiempo y espacio.
Gracias Sue por tus «reasons to not get a bent».